LA ESPADA DE TAI-CHI.

LA ESPADA DE TAI-CHI
Estilo Ma-Tsun-Kuen

MA-TSUN-KUEN

“Que tenga una espada en la mano,
 no significa que tenga que  pinchar  a  alguien con ella”

Esa es una premisa tácita en todo arte marcial que se precie. De hecho, el “modus operandi” de un arte marcial nos coloca de espaldas a esos objetivos de tres al cuarto que se venden, por poner un ejemplo profiláctico de manera clara y taxativa, en las grotescas corridas de toros, con un mensaje. A saber: no hay más que ver al torero que, con todos los faroles, comienza mostrándose engañosamente femenino, hasta que se quita la montera y se convierte en un macho inquietante dispuesto a perpetrar su fechoría, la de subvertir al toro hipergenital que comenzó siendo muy masculino, en una figura femenina sometida, violando así su integridad al ser penetrado por la virilidad de la espada. Comportamiento de todos advertido que pone al hombre a la par que a los animales.

torero

Nada más lejos de lo que significa el uso de una espada en TAI-CHI-CHUAN y que nos ha servido a la sazón, para ilustrar a ejemplo contrario lo que es un arte con altura de miras.

La opinión en clave positiva, de la que a todas luces, se hacen eco incluso voces ajenas, es que el uso de la espada, lejos de histriónicos aires fálico-machistas y violentos, siempre fue considerada el arma predilecta y la más noble para desarrollar la “energía extendida” dentro de la señera habilidad de armonizar con la femenina suavidad infinita. Y por eso representa el espíritu del ser humano, y los objetivos son de elevados vuelos, que hallan carta de naturaleza en la forma de espada. 
No en vano, el maestro que domina la espada de tai-chi goza de respeto, no porque sea difícil su aprendizaje, sino porque el espíritu y la sutileza de la persona que lo domina ha de ser extremadamente elevado.

Dicho lo anterior, se puede deducir que, la práctica de espada de tai-chi es la entrega más sublime del TAI-CHI-CHUAN.
Se denomina “TAI-CHI-CHIEN”.
TAI-CHI significa “MAXIMO SUPREMO”.
CHIEN (también JIAN) significa ESPADA de doble filo rectoLa longitud de la espada es tal que llega desde los dedos de la mano (con el brazo puesto en vertical) hasta la oreja. La empuñadura es del tamaño de una mano y la guardia siempre va orientada hacia la hoja.

La forma de espada contiene todas las posiciones “tipificadas” del Tai-chi-chuan de entre las que destacamos: MAPU (caballol), GON-PU (arco y flecha), SI-LI-PU (siete tres), PAN-PU (dragón), JIN-JI-DU-LI (gallo), TING-PU (gato). Las posturas poseen una correspondencia a la que se realiza en el estilo Yang tradicional.
Y lejos de entrar en la nebulosa de un postureo de cartón piedra, sin objetivos y fuera del postureo mismo, más por novedad que por bueno y como socorrido refugio de la ignorancia; es entrar en un glamuroso mundo de ciertos principios secretos fetén, que reman en la misma dirección: expandir “HUO”, parar “LAN”, sostener “TOU”, limar “CUO”, tajo ZHAN, deslizar “LIAO” estocar “Ci”, envolver “CHAN”, barrer “SAO”, untar “MO”, cortar “PI”, nube “YUN”, cimbrear "PAO", interceptar "JIE", alinear HUA, presionar "GAI", colgar "GUA", tirón "LE", elevación "TIAO", lavar "XI", taladrar "CHUAN", atar "SHU", picado "JIAN", Así como los entrelazados para el control del centro axial y del tercio proximal "JIAO". Toda una brisa que nos encamina en una dirección con solera, la de entregarse al vértigo sublime de extender la energía “CHI”.
Dicho todo lo anterior, parece obligado señalar los diferentes apartados de entrenamiento que llevan al dominio de la espada:

-ENTRENAMIENTO EN SOLITARIO
-Fundamentos de espada (ji-ben-gong)
-Forma de espada (tai-chi-chieng)
-Trabajos de energía de la espada secreta (chikung-jian-jue)

ENTRENAMIENTOS EN PAREJA
-Vaivenes de espada en pareja
-Aplicaciones de la forma de espada
-Espada en pareja

En cuanto al entrenamiento en parejas, puede parecer una ordinariez aberrante que debemos liberar de nuestra alma, pero no se deje engañar, es realmente una ordinariez aberrante lo que la conducta corrosiva de muchos irradia por su enrocado comportamiento, como que el trabajo en parejas sea esencial porque te permite echar la culpa al de al lado. Nada más lejos de la realidad, el juego en parejas te permite, con su enseñanza transformacional, entrar en el jardín secreto de la armonía universal como su meta en clave de bóveda. Siendo el entrenamiento de ofrecer la menor resistencia al mundo externo, quien nos hace unir la meta con el logro.
Flotando en el mundo en toda su brillantez, y formando parte de él con una sensación de completa transparencia y plácida serenidad.


La espada se debe empuñar con suavidad pero firmeza. Como cuando se agarra un huevo, si se apreta mucho se rompe,si se afloja demasiado se cae al suelo.
Con la muñeca relajada, igual que si siguiésemos el vuelo de una  delicada mariposa que sale de la mano.
Existen cuatro formas de agarre: normal, inverso, doble y en espada secreta.

Agarre de espada normal.
                                                      Agarre normal.

Agarre de espada inversa.
Agarre inverso

Agarre de espada doble.
                                                           Agarre de espada doble.

Agarre en espada secreta.
Agarre en espada secreta.

Ahora bien, el dominio de la espada de tai-chi, requiere saber proyectar la energía hacia el arma.  Pero, si se genera energía hacia un lado del cuerpo, hay que equilibrarlo hacia el otro lado. Es ese el motivo que la otra mano se coloque de una manera muy peculiar (con los dedos indice y anular extendidos. Esta forma de la mano denominada HUIMING-SHOU (la mano que indica el camino) acompaña casi siempre a la espada y sirve  para equilibrar el movimiento y la energía. En ocasiones traza el camino que realizará la espada y en otros momentos sigue su estela trazada en el aire. 

Mientras que en la forma a mano vacía, la vista debe dirigirse al adversario imaginario siguiendo la dirección nariz-ombligo, en la forma de espada la vista se dirige al elemento activo, que en ocasiones será la hoja de la espada, otras veces la punta de la espada y la linea trazada hacia el horizonte y otras veces la empuñadura o incluso la “mano espada”.
Con el juego de la espada, ha llegado el momento de aligerarse por completo, y de liberar los pies de la camisa de fuerza a la que han sido sometidos en los entrenamientos de base de las formas a mano vacía.
El movimiento de los pies en la forma, debe ser ágil y diligente. Puesto que la fuerza de los ataques adversos se eliminan con el movimiento de los pies. Y así nos lo expresa a carta cabal un viejo dicho muy significativo:
“Los pies son a la esgrima de espada lo que la cintura es al empuje de manos”.



Cada postura es precedida de “transiciones” que corresponden a los cambios del oponente y son los caminos que conducen a la postura.
El nombre de las posturas unas veces es descriptivo, pero la mayoría de las veces es figurativo o poético, como una metáfora.
La energía se expresa al final de cada postura, y eso será un indicador de donde hay que respirar correctamente.

La velocidad es ligeramente superior a las formas lentas de mano vacía.

La espada se entrega a los dedos en el denominado “puño vacio”, que es la mano cerrada en puño con cierta expansión hacia fuera y la muñeca relajada para que la energía no quede obstruida, y la energía pueda propagarse hacia la espada. Cuando se mueve la espada al viento, los círculos flexibles  se prolongan con fluidez  sosteniendo la empuñadura de manera muy dócil tanto que la espada flota en la mano. La mano debe de estar relajada, de manera que cada vez que la espada circula, se la suelta y se la vuelve a abrazar justo antes de que comience a escurrirse.
Mediante esta práctica se debe permitir que salga a la luz la levedad, que es la parte nuestra que es más yin para equilibrar el yang de la espada. De modo que, la energía que comienza en las piernas, pasa por la muñeca y la empuñadura, para conducirse amplificada con la columna derecha y flexible para mover la hoja. La espada se debe girar con el apoyo de todo el cuerpo, en especial girando todo el antebrazo. Y el poder es desarrollado a través de la “energía extendida”, que es una variación avanzada de “guiar” y “enlazar”. Esta energía sutil guía con suavidad al oponente  a extenderse en exceso, más lejos de lo que creía llegar para  volverlo vulnerable. La energía extendida se aplica también en mano vacía, pero es en el estudio de este arma donde adquiere verdadero protagonismo.
El estudio de la forma de espada se complementa con ejercicios de pareja denominados ”Lu”. Las espadas no chocan, sólo se interceptan con un suave roce mientras que el cuerpo siempre esquiva y los pies se mueven. Los pies adquieren protagonismo e incluso se llega a liberar los pies de la tierra para poder saltar, para usar la energía de la tierra en el apoyo.


Finalmente y con todo, se le da forma a los movimientos con la energía CHI. Sin hacer fuerza, se sostiene la espada suavemente con la mirada distante y con la idea de que la espada es una tubería hueca por la que el aire a presión circula en dirección hacia donde se pone la vista. Se exhala desde el abdomen mientras se imagina que el halito atraviesa el arma y se impulsa la espada, como el viento impulsa un barco de vela, y después, hay que seguir como el que sigue al barco, y sentirse impulsado por el rebufo de la estela. Como si la espada fuese muy ligera  y  a la vez como si se volviera un objeto animado.
No en vano existe un viejo dicho que sorprende al ojo de la razón:

”Al principio el hombre mueve el arma, después arma y hombre se unen; por último, por algún motivo ignoto, es el arma quien mueve al hombre”.

En este orden de ideas, queremos significar que, en principio el hombre aprende a manejar la espada, Después el  hombre y el objeto se convierten en algo indisociable, como la ropa que está bien ajustada al cuerpo. Este trasmite la energía dentro del arma y la toma como una prolongación del cuerpo.
El último amanecer glorioso, es cuando el arma adquiere su punto cenital.
El de aparentar adquirir vida propia. Y entonces, se experimenta la simple sensación de que es
el arma quien mueve al hombre y no a la inversa.


Artículo Original de Félix Bargados

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