EL KARATE OCULTO TIENE SUS RAZONES
Dicen que, “la habilidad más grande del hombre está en saber ocultar sus habilidades”.
Nunca entendí el porque de esta frase de sabiduría oriental, hasta hace poco.
Ahora, sólo me queda tener las experiencias suficientes, para valorar el ponerlo en práctica.
Me explico.
En cuanto una persona comienza su andadura en el mundo de las artes marciales, es adiestrado para realizar cantidad de gestos y conductas.
Denominamos “tradición” a ese bagaje transmisible de generación en generación.
Pero el estudioso “interno” del arte marcial, denominado “UCHI-DESHI”, conocedor de que la sabiduría no se da, se conquista. Y de que no se aprende, se descubre…no se conforma con la práctica adocenada que le ha sido impuesta a raíz de una tradición cuyo motivo es nivelar a la baja todo lo marcial, y también lo humano. Para decirlo de otra manera, que se solidariza con la mayoría para bajar al más diestro.
Una tradición con un significado subliminal: la no creencia en un arte superior.
Una tradición,las más de las veces, muy edulcorada o distorsionada respecto a la idea genial que el arte marcial puede haber tenido en sus inicios, fundamentada en:
Moverse abandonado a la corriente, lograr la victoria cediendo, uso del sistema dinámico físico interno y de la energía “KI”, etc...
Todas estas ideas de ARMONIA han sido sustituidas por el fisicalismo reductivo que se condensa en las máximas:
Más alto, más lejos, más fuerte, más lejos.
El hecho es que, al evolucionar, el “UCHI-DESHI” toma distancias respecto a la educación que recibió. A partir de ahí su saber desborda los límites de una tradición impuesta.
Al esforzarse, por evolucionar hasta llegar a los “OKUDEN” o principios secretos, que no son más que conceptos Universales, llega a la conclusión de que la tradición impuesta carece de sentido para una progresión que merezca la pena, y que incluso a veces resulta insostenible para el sistema locomotor.
El caso es que, pronto un “UCHI-DESHI” se convierte en objeto de escándalo para el karateka común que entiende de principios externos y esforzados pero le es incomprensible el “OKU”, la profundidad del arte.
Es entonces cuando el hombre que ha llegado al “URA-GEI”, el arte oculto, con sus ideas geniales que una vez dominaron el arte primigenio, es percibido como un intruso peligrosamente disolvente que debe ser censurado, o por lo menos, desestimado.
Es así como “saber ocultar las debilidades” se lleva a la práctica en el único salvavidas posible: “antes parecer loco con los más que cuerdo en solitario”.