MAS FACIL ES NEGAR QUE ENTERARSE
El primer día que me inicie en el
karate, hace ahora bastante más de cuarenta años, me dijeron que lo más
importante era la base posicional anclada al suelo. Y todo me encajó cuando me
enseñaron el kiba-dachi, mientras de reojo, me llegaba la rígida instrucción de
sus kata.
Cual sería mi sorpresa, cuando a la
media hora, y a la orden de “kumite libre”, observé a los más profesionales con
los talones ligeramente elevados del suelo, obviando todas las posiciones y
técnicas que habían practicado severamente con los kata.
Por aquel entonces estuve a punto de
abandonar ante tamaña incoherencia.
Pero lejos de pensar que mi intuición
era correcta, pensé que no sabía lo suficiente para entender lo básico.
Durante muchos, muchos años, nadie me
pudo explicar el porque de tal incoherencia.
Hasta que un día descubrí que la misma
era producto de una confusión generalizada; el karate de aquella época ya
estaba gobernado, no por uno, sino por dos principios antagónicos que abrían la
puerta a los dos mundos del KARATE:
Un mundo crepuscular. El mundo del
TEGUMI, que se fraguó concomitante a los KATA.
Un mundo floreciente. El mundo del
SHIAI-KUMITE, fraguado desde otra perspectiva muy distinta.
Las ideas que nos alcanzan, no siempre
son clarificantes.
A menudo son sólo esbozos de ideas
geniales anteriores.
Las ideas son frágiles como el cristal.
Pero…a veces se anquilosan con una
fuerza capaz de destruir la lucidez.
Y, es que el ESPIRITU también enferma.
Se que es arriesgado decir estas cosas. Pero
también se que el hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen
nada sus ideas o no vale nada el hombre.
Por eso me siento obligado a señalar que, a diferencia de las ideas propias que
nosotros pensamos, las TRADICIONES, son de alguna manera, la inteligencia de
los tontos, que constan de ideas cómodamente
agazapadas y ancladas en el fondo de nuestro espíritu, donde a duras
penas llega la luz de la inteligencia.
No es estrictamente necesario ser necio
para hacer las veces, con la “comodidad” es suficiente. Y a favor de ella nos
dejamos arrastrar por ideas que nos posean y nos gobiernen con mecanismos no
lógicos, que renuncien al esfuerzo de la interrogación, pero que a la vez
tranquilizan nuestra rosada inocencia.
Por eso digo que, para recuperar nuestro despertar en el mundo del KARATE, con
una presencia activa, creo que debemos revisar nuestras tradiciones, someterlas
a una crítica terapéutica muy saludable.
CRITICA viene de “krino” que significa
interpretar.
Cada interpretación implica una
superación radical de la inercia pasiva, un cambio de pensamiento audaz, una crísis
de pre-juicios que hasta el momento han gobernado nuestras conductas marciales
y que tal vez, ya no sean convenientes.
Quien no tiene valor de someter a
crítica las tradiciones, comete el error del que cuanto menos entiende menos se
orienta.
Con esto no quiero decir que aprender
tradiciones esté mal, porque nadie tiene completamente la razón ni nadie deja
de tenerla.
Lo que me parece arcaico es mantenerse
de por vida en ellas.
Y lo que me parece más conveniente es
ensanchar horizontes, volvernos más tolerantes y abiertos y más capaces de
comprender tanto la deriva del karate MODERNO, como ciertas IDEAS GENIALES que
en un principio dieron origen a una TRADICION, antes de que se distorsionara
con el paso de los años y el cambio de las circunstancias. Ahora se que, “las
circunstancias cambian la lógica”, y que, más fácil es negar las cosas que
enterarse de ellas.