EL EJE CENTRAL NOS HACE LIBRES
presentación del vídeo
Libres...
El hombre ya nació libre.
Desbloqueado.
Pero con el tiempo aprendió a encadenarse.
Aprendió a bloquearse por todas partes. Y para más inri, se buscó la manera de
practicar con método sistemático, como encofrarse aún más; con espurias
costumbres tradicionales labradas a conciencia, como atirantar la espalda, y
con actitudes grotescas de presentar el pecho y forzar los lumbares a fin de
estar más rectos y estancados –ITSUKU-.
Puro veneno.
Tiene su gracia porque…nada está mal si lo deciden cien o mil maestros.
El próximo tesoro
perdido del karate que explicaré, es el solar sobre el cual se construye todo
un karate que merezca la pena. En todo caso, abrazar el espíritu del concepto
que voy a mostrar, seguro que supondrá un bello amanecer plagado de muchas
experiencias…para quien lo entienda.
Me refiero al milenario SEICHUSEN (正中線) SEI: correcta, CHU: central, SEN: línea.
Nada que ver con
poner plomada, regla y cartabón en la espalda.
Estar recto como un poste es tan fácil como falso.
Pero no natural.
Fácil y natural a veces juegan en equipos contrarios.
Pero no natural.
Fácil y natural a veces juegan en equipos contrarios.
Eje central no significa estar vertical, también uno puede ser animal y persona
libre y doblarse por la cintura o cadera y seguir haciendo bien las cosas. Por
tanto, se trata más bien de disponer de un hilo virtual en el interior que nos
impulsa hacia abajo, y a la vez, nos hace flotar ligeros hacia arriba en medio
de un centro de equilibrio –DAN-TIEN-, permitiendo aflorar con libertad los
juegos de “KI” desde el interior.
Por tanto, Seichusen supone dos principios opuestos –YIN-YANG- que serán
soporte funcional de toda técnica que se precie:
Primero,
HANGINGU-SEICHUSEN, -colgado de un hilo-. Como un péndulo, con la sensación de
un chorro fresco que cuelga y fluye libre como un salto de agua hacia la
tierra.
Segundo,
FUROTO-SEICHUSEN -suspendido de un hilo-. Ligero y vaporoso como un globo que flota
con libertad hacia el cielo.
Ambos conceptos actuando simultaneamente, liberan el cuerpo de la tiranía muscular que estanca el cuerpo, y permiten
generar GAMAKU, -caída interna gravitatoria por el efecto péndulo colgado de un
hilo-, que posibilita a su vez generar ondas ascendentes. Y favorecen además,
transustanciar el cuerpo a CHINKUCHI, -resorte neumático que proviene de un
equilibrio central-. Este es un poderoso tenso-elástico muy consistente,
similar al factor deflexión que también ostenta el bambú, que puede doblarse y
volver con sorprendente energía potencial. Así es como se generan ondas de
choque FAJING, muy refinadas. Que ahora, haciéndome eco del retrovisor de la historia, puedo decir que ha resultado degradado por el infantil rudimento del KIME que camina por los
tatamis de hoy en día.
Como complemento
de ambos conceptos anteriores, resulta obligado mencionar el principio de la
balanza –MYOUTOTE-. Que permite a través del eje flotante en plena libertad, desenfocar por un
lado y emitir por el opuesto en perfecta armonía –KIAWASE-, ante cualquier roce
del oponente, usando al cuerpo como un gozne hipersensible.
Y por último, el
FUDOSHIN –espíritu imperturbable-. El eje central, supone un abismo tranquilo
de quietud chicha, en alerta silenciosa -ZANSHIN- aún cuando por fuera nos
envuelva el mundanal ruido. Cualidad que reside en mantener la
imperturbabilidad serena del alma Y, alcanzando las cotas más sublimes del
arte, llega hasta tal punto que, movimiento y quietud son ramo de una misma y
sola cosa. En ese punto nos invade la sensación de un misterioso vacío más
hermoso que nunca se haya sentido: El vacío de no necesitarse sujeción de
ningún tipo.
Libre.
Una preciosa cosa que se puede llevar con uno mismo a todas partes, dondequiera que vaya.
Libre.
Una preciosa cosa que se puede llevar con uno mismo a todas partes, dondequiera que vaya.
Más allá de lo
anterior, y como una imagen vale más que mil palabras, y además vivimos en la
época donde los ojos son más testigos que las orejas, prefiero mostrarlo en un
vídeo.
Tan subterráneo
como evidente es que, mucha información es desinformación. Y por tanto, vivimos
la era del curioseo, de la información trivial. Donde ya no se ve, ni se lee
para extraer KENGAKU -estudio profundo que desvela la cara oculta de cada
cosa-. Es entonces cuando leer un escrito de más de cuatro líneas, resulta una
labor titánica, y por añadidura, un vídeo de más de veinte segundos atorra al
mas pintado.
Mis escritos están
fuera de la época. Y las ideas vertidas en ellos más aún, porque se alejan de
valores externos, de la cancamusa de tradiciones sinsentido y de creencias
propias de la moral de rebaño donde chismes y sospechas se confunden.
Paralelamente
baste advertir que, las ideas no son como las manzanas. Si yo intercambio una
manzana con otra persona, ambos seguiremos teniendo una manzana. En cambio, si
intercambiamos una idea, al final, ambos tendremos dos ideas.
Por eso soy partidario de no ocultar las ideas.
Que fluyan las ideas y los secretos que se encierran en ellas.
Las ideas deben fluir entre las cabezas, y a ser posible, por dentro de ellas.
No obstante, las cabezas suelen atrincherarse en mundos de yuppie, regidos por
credos, tabúes, estandarizaciones y estupidizaciones; donde las ideas pasan de
largo sin pena ni gloria.
Y eso no es bueno que yo lo haya sabido, porque así es como NO me esforcé ni un
ápice en que mis escritos fueran cortos, para que así los lea sólo el verdadero
especialista muy interesado en el tema. El vídeo también será un poco más largo
de lo que pueda aguantar un curioso, para que el secreto se mantenga entre los
verdaderos artistas marciales y así los demás se abstengan de banalizar.
Pero…
Si alguien consigue pasar la prueba de fuego, y visionar el vídeo que supera la
paciencia de la gente de a pie, la información seguirá estando fuera del
alcance del vulgarismo, porque si uno sabe lo que hay que hacer y no lo hace,
está peor que antes. Dicho de otro modo, después deberá probarse.
PRACTICAR.
Y…eso ya es otra cuestión. Si leer largo y tendido cuesta, y profundizar en un
vídeo largo cuesta, no digamos practicarlo.
Pero no hay otro modo, porque la carta del menú no es la comida.
La palabra agua no moja.
Un vídeo que versa sobre el agua tampoco.
Una persona podrá estudiar el plano de un monte, pero será un conocimiento
semántico que no pasa de las cejas para abajo.
Por el contrario, no hay nada como un paseo por el monte para sentir su
ambiente, su olor, sus sonidos...
Nada puede sustituir al conocimiento episódico. El cual es la verdadera
experiencia que se cuela hacia abajo y se somatiza en el cuerpo.
Para cerrar el
panorama, y como hablar no cuece el arroz, me pongo en acción desinteresada, y
en breve se abrirá el telón que anuncia la llegada de algo grande que quizá
pueda servirle:
El vídeo prometido.
Félix Bargados