TUI-SHOU (2)
MAS QUE PALABRAS
“Lo que nosotros llamamos comida china,
para un chino es simplemente comida”
Pero para nosotros es una comida diferente, y lo cierto es que indica una comida muy especifica, y si a mi me dijeran que voy a comer comida china ya voy calentado de otra manera, por ejemplo los dedos para coger los palillos.
Dos términos diferentes para “casi” lo mismo, no es lo mismo que dos términos diferentes para cosas distintas.
Ocurre lo mismo con las diferentes traducciones conocidas del término Tui-shou.
Es cosa de todos advertida que, en los artes marciales, la falta de información a veces es tal que, no hay ser humano que pueda asimilar tanta desinformación. Así que para paliar este pequeño hueco informativo, me veo en la obligación de rectificar las diferentes denominaciones ligadas al término “Tui-shou” que se usan indiscriminadamente porque significan casi lo mismo, pero a nuestro entender no significan exactamente lo mismo. Y teniendo en cuenta que la palabra es el vestido del pensamiento, y además es un instrumento que nos enseña algo de la sustancia y que pretende abrirnos a la comprensión de lo que exactamente necesitamos recrear en cada situación, es necesario precisar un poco los términos.
Las expresiones a las que nos referíamos son : “encuentro de manos”, “manos pegajosas” y “manos sensitivas”.
O sea que, al igual que un collar de perro se adapta mejor a una raza, y otro diferente se adapta mejor a otra, una de las denominaciones usadas para referirse al término Tui-shou se adapta mejor a un ámbito de la práctica que otro. Sería un error obstinarse en no reconocer que el uso indiscriminado de los términos usados para referirse a Tui-shiou pueden llevar a confusión.
Se cuenta un caso en que el médico después de explorar a una mujer dice: -“no me gusta nada”. A lo que el marido responde: -“hace tiempo que a mi tampoco”.
Por otro lado, los términos, usados con un poco más de precisión para referirse al contexto de trabajo adecuado cumplen una función clarificadora.
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Parece obligado plantear llegados a este punto que, ahora lo suyo será conocer a que tipo de ámbito dentro del Tui-shou alude cada término afín de los mencionados. Porque una cosa es cierta, el lenguaje solidifica en cierto modo las experiencias humanas, y este solidificado puede ser usado como buena orientación para el entendimiento y la práctica correcta.
Nosotros entendemos que “encuentro de manos” se refiere a toda práctica del Tai-chi-chuan donde nos apoyamos en la ayuda de un compañero para encontrar el significado y la búsqueda de la armonía que se sugiere en las formas del Tai-chi-chuan. Pero en este horizonte tan abierto, debemos incluir tanto al Tui-shou como al que en un terreno próximo pero distinto, denominamos San-shou (manos dispersantes).
En manos dispersantes no necesariamente se necesita iniciar desde un contacto físico con el oponente, porque aunque no siempre se esté pegado, se puede estar en sintonía a su movimiento, sin necesidad de tocarlo, sólo la conexión mental para alguno de los momentos será suficiente (Ca-pi-xu-lin es la energía de sentir sin tocar). Mientras que en Tui-shou el estar pegado-adherido desde el comienzo, será una condición ineludible porque hay que tocar para entender que quiere hacer el oponente, y tan esencial es este concepto, que su importancia difícilmente puede ser exagerada.
Es por lo que el tan usado “manos pegajosas”, quizá sea bastante adecuado para denominar este ámbito.
Ahora bien, dentro del Tui-shou tenemos ejercicios previos cuyo objetivo es únicamente desarrollar las cualidades sensibles que rezuman magia energética.
Estos ejercicios puestos al servicio del desarrollo de experiencias de éxito, abren los ojos internos a las “energías sensibles”, y pueden denominarse con toda propiedad “manos sensitivas”, y son de dos tipos:
Para principiantes, en donde todavía no se juega, sólo se invade el espacio con las manos, a fín de conseguir cualidades del tipo pegado-adherido, conexiones, escuchar-interpretar y seguir al otro (que explicaremos más adelante).
Para los ya iniciados en la materia. En estos ejercicios todavía no se juega pero se apunta al centro para sentir la amenaza. Con no-jugar nos referimos a que ambos todavía no intentan tocar y no ser tocados en el centro en una inter-relación armoniosa sin oposición, sino sólo sentir, invadiendo el espacio o incluso apuntando al centro y llenando energía donde esta vacío y de vaciando donde se llena.
Mientras que, cuando ya no sólo se invade el espacio con nuestros movimientos, sino que una vez comprendido lo que hay que sentir, lo más importante será buscar y esconder el centro, en un juego modesto y moderado de hacer pero sin contender, donde el fin es trastocar y evitar ser trastocado, o figurativamente “empujar”, y también aceptar. Denominaremos a esta búsqueda “empuje de manos”, que podrá ser libre, o a pies móviles.
Todo este tema de las denominaciones pueden parecer sólo palabras, pero a mi me parece más interesante de lo que a primera vista se puede sospechar, y creo que es bueno saber estas cosas porque en realidad cada término nos transmite el espíritu de la norma en cuestión y el alma de cada ejercicio.
Pero aún hay más. Hemos de señalar que, cuando no se sabe hacer algo, no se sabe hacer, en parte, porque falta la maravillosa sensación “del máximo supremo” que pretende el Tai-chi de calidad, tan delicada como escurridiza. Pero también es cierto, y es la pescadilla que se muerde la cola, de que falta la sensación “máxima suprema” porque no se sabe hacer, no se sabe fluir. Este es el círculo vicioso que en un primer tiempo, torna inalcanzable el Tui-shou. Pero ¿es realmente inalcanzable? Nada de eso, no hay cosa más sencilla que practicar Tui-shou. Afirmamos esto, claro está, siempre que se aborde de manera fácil. La Verdad está en la sencillez y también en la facilidad, tanto que me atrevo a parafrasear a Chuang-tze: “lo fácil es lo correcto”. A lo que llevando la contraria a los que opinan que “mejor muerto que sencillo”, añado: lo sencillo es lo inteligente y muchas cosas humanas se hacen complejas pudiendo ser sencillas, pero ya sabe que, el aspecto humano de las cosas no implica inteligencia humana. Y las cosas, por supuesto, tienen un punto en el que son sencillas y también fáciles.
Y ese punto son los ejercicios preestablecidos, que son hermosos motivos para tomar conciencia y recrear la “sensación”, y que adquiere diferentes denominaciones según los estilos, pero que nosotros denominamos:
“Platillos” Pautas circulares para enfocar la atención a todos los posibles círculos a un solo brazo.
“Bucles” Ejercicios pautados para aprender lentas persecuciones a través de una esfera, con las energías fundamentales.
“Métodos”. Ejercicios pautados para aprender a fluir de una energía a otra con varias energías que vienen y van.
El conocimiento de lo que significan las palabras que definen los diferentes tipos de entrenamiento nos llevarán de la mano en primera instancia a un nivel que denominamos “entender”. Que es cuando uno entiende las palabras, el significado de las palabras, sólo el significado. Otro es el que denominamos “comprender”, cuando se es capaz de experimentar la imagen o el concepto en la mente. Por último, tenemos el que podríamos denominar “integrar” que es cuando somos capaces de recrear y disfrutar la sensación como auténticamente nuestra. La sensación de permanecer en la plácida serenidad del vacío central ilimitado que se abre a todas las posibilidades, agudizando los sentidos y la sutileza sublime, ante un oponente que si estuviese dormido, no debería ser despertado por nuestras intenciones.
De modo que todo esto nos abre la puerta en una paz sonriente, a la magia y a lo maravilloso del Tai-chi-chuan con un lenguaje silencioso y benevolente de mensaje eterno en profunda sensibilidad, en una práctica tan inteligente como divertida con compañero, que consta unas veces de entregarse a una serie de hermosos diálogos físicos preestablecidos, y otros de frescura libre en forma de entrelazados de ida y vuelta fluyentes con continuidad de onda sigue a onda, sigue a onda...
De modo que al movernos con la fuerza del compañero, evitamos que este pueda utilizar la energía contra nosotros. La explicación es que si no existe resistencia a la energía del otro, esa energía no tiene nada contra lo que actuar, porque sería como actuar contra pompas de jabón, elásticas e irrompibles, que flotan en el aire.
Artículo Original de Félix Bargados
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Continuará…
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