SECRETOS DEL TAI-CHI
ELOGIO DE LO FÁCIL
“Lo fácil y ordinario, es lo apropiado y extraordinario”
Dando cuenta de que es preferible estar a salvo gracias al conocimiento de verdades ofensivas, que estar en peligro por creer falsedades inofensivas, permítame subrayar lo siguiente:
“Si no fuésemos tan difíciles, lo fácil sería lo cotidiano en las personas”.
Esto no es así porque el ser humano se muestra reacio a lo fácil.
De hecho, el motor de nuestra mente egotista funciona con el combustible de lo difícil, así la máscara artificial del ego que todos llevamos dentro, se consolida.
Dice el psicoanalista al paciente aquejado de trastorno de distorsiones reforzadores de la autoestima por el ego:
Empecemos, cuéntemelo todo desde el principio.
Al principio yo cree el cielo y la tierra…
Dicho lo anterior, se me antoja sencillo confiarle el secreto que me ha traído aquí:
Desde que el mundo es mundo, todo el mundo pensamos erróneamente que cuanto mayor es la dificultad, mayor es la gloria. O sea, que lo difícil es lo conveniente, aunque en verdad, esa medida incorrecta es antinatural. Lo natural es lo fácil y cuando algo no me es fácil es que no es natural.
Lo fácil es lo apropiado.
Camarero…donde esta el cabinet de toilette de hidroservicios para necesidades fisiológicas íntimas?
-¿Qué? ¡Ah! el baño ¿Por qué se expresa de una manera tan dificultosa?
-Bueno, mire usted mismo el menú: “Tacitos verdes de tian de zucchine con clines de spinacea oleracea verde.
Ustedes han sido los primeros en dificultar lo fácil.
Valgan como ejemplo los siguientes entre los muchos:
Existen actividades metódicas, donde que si alguien intenta enseñar matemáticas a otra persona desde las raíces cuadradas, sin tener en cuenta de que esa persona sólo sabe sumar, las matemáticas no sólo resultarán difíciles sino odiosas. Hay que partir desde la suma, comenzando a restar, después multiplicar y así sucesivamente.
Existe otro mosaico de actividades totalmente adaptativas, como podría ser el aprender a caminar. Estas se aprenden continuamente adaptando el esfuerzo a las capacidades de uno mismo
Pero el caso es que hay actividades en la vida que gozan de ambas características, como es el caso de las artes marciales, donde muchas personas participan de una misma actividad, y esa actividad tiene doble graduación de dificultad.
La del programa y la personal.
Durante el proceso de enseñanza de este tipo de actividades, el profesor usa el método progresivo y escalonado propio de un programa bien organizado. Es decir, los cintas amarillas hacen tal cosa, los naranjas otra, etc... pero en cuanto a la adaptación fina, esta debe ser realizada por alumno en cada instante.
Veamos el sentido de lo dicho extrapolado a la práctica cotidiana del TAI-CHI-CHUAN :
Cuando un profesor de TAI-CHI-CHUAN propone alguna propuesta a practicar, ha de saber que, casi siempre la demostración y explicación se hace desde la típica posición de “café para todos”. Es decir, la misma explicación y la misma exigencia para todos, sin tener en cuenta las particularidades de cada uno. Porque sino no sería una clase colectiva, sino una clase particular.
Téngase presente, por tanto, que hemos de ser conscientes de que tal propuesta mostrada por el profesor para ser reproducida con éxito por los alumnos, tiene grados de dificultad intrínseca y necesidad de dosificación y adaptación personal instantánea.
Por tanto, si a alguien le parece difícil alguna cosa, es porque se ha situado en la conducta de “el mono ve, el mono hace”, sin adaptarse a lo propuesto, y por tanto, el reto que se ha impuesto PARA EL a raíz de sus explicaciones PARA TODOS es inadecuado, por eso le parece difícil.
Tan inadecuado como lo que en humor serio, dijo un “seleccionador de habilidades” a un elefante, una jirafa, una cacatúa, un aligator, un avestruz, un mono, un pez dentro de una pecera…y a todo el bestiario en pleno:
Para que la selección sea justa, intentaréis ganar a los demás, subiendo todos a ese árbol con la mayor velocidad posible.
Y es que, por otro lado y en el fondo, no es sólo que uno quiera competir a no ser menos que los demás, que también es así.
Y tampoco sólo es que uno mismo no tenga la inconsciencia de pensar que la explicación y todo lo que se propone es sólo para él, que también lo es.
La realidad del asunto es que a veces, nuestros abismos interiores trabajan contra nosotros mismos. Y por eso pensamos que por el simple hecho de que una cosa sea difícil incrementa su valor. Esto es porque las personas aspiramos a la falacia de la coherencia, y armados con la coherencia nos parecen más creíbles las cosas. Que la dificultad sea el valor de la cosa parece coherente, porque a primera vista, una cosa fácil no puede ser valiosa, y por tanto cuando siento que es difícil debe ser la verdad del asunto.
Pero esa es la realidad cabeza abajo.
Veamos un ejemplo figurativo:
El profesor explica detalles de cómo impulsar con los tobillos para saltar un obstáculo. Y para demostrar su salto, coloca una cuerda a un metro de altura y la salta. Pongamos que yo sólo salto 50cm. Y que no diferencio el “fondo del tema” de la “explicación de dicho tema”, o sea, “la técnica del impulso de tobillos” de los “parámetros de la explicación”. Tales parámetros se refieren a “el menos o más altura del salto”.
Entonces, coloco negligentemente la cuerda a un metro, e inmediatamente, al no poder saltar esa altura en concreto, opino que es difícil.
¿Acaso no debería practicar la técnica de impulso de tobillos, que es lo que verdaderamente hay que practicar, colocando la cuerda a 50 cm ?
De este modo mi técnica de impulso de tobillos será la correcta.
Y la capacidad que me he impuesto también.
Del mismo modo, cuando una postura es muy baja, una patada muy alta, o una técnica muy enrollada en movimientos ¿no debería simplificar la altura y la cantidad de movimientos para adaptarla a mis cualidades?
¿O debería fracasar una y otra vez para acabar diciendo que es muy difícil?
De la misma manera, cuando el profesor explica varios detalles sobre una postura, y yo sólo tengo capacidad para corregir un detalle, al hacerlos todos me será materialmente imposible.
¿No debería adaptar el esfuerzo a mi capacidad y seleccionar un detalle, en vez de querer hacer todo lo que el profesor explica con vistas a nutrir las capacidades de otros más avanzados?
Pero no.
Todos jugamos el juego secreto de ser competitivos.
Queremos proteger y reforzar un ego que por cierto, habría que liberar.
Así es como uno intenta hacer lo que no puede, y entonces el “¡es dificil!” Abre la boca.
Me he pasado años escuchando esa expresión a personas que no entienden lo que adaptarse. Y con razón no lo entienden. Nadie les ha explicado tal cosa.
Lo correcto ante un sistema que es natural y está ahí neutral para que yo aprenda lo que pueda, sería decir: Mis capacidades son limitadas. Debo bajar el listón.
Pero eso no nos gusta. Todo menos decir que mis capacidades son limitadas.
Mejor que decir que algo que está ahí para que yo avance hasta donde pueda, es decir, es difícil.
Es como decir que el mundo es difícil.
Yo no.
El mundo.
Pero ya sabemos que, es más fácil decir que nos empujaron, que decir que tropecé.
La piedra angular del TAO del Tai-chi, es ser flexible como el junco, hacer lo que puede, no lo que no puede para después quejarse del entorno difícil.
Sabe que debe adaptar espontáneamente la tarea a su capacidad, como la mano se adapta al guante.
Sabe que al igual que un viaje de mil kilómetros comienza con un solo paso, todas las cosas tienen un punto a partir del cual son fáciles.
Y sabe que lo fácil es lo correcto.
Pero que lo fácil parezca ordinario, no debe desviarnos de la realidad del reconocer que lo ordinario es algo extraordinario. Porque es extraordinario saber adaptarse.
Ser ordinario exige adaptarse, y adaptarse es algo extraordinario, así que lo ordinario es extraordinario.
Mientras que querer hacer algo extraordinario que no se adapta a mí, es ordinario por antonomasia.
Sólo lo ordinario es extraordinario y lo fácil lo correcto.
Empezar las cosas en adaptación correcta, y entonces será fácil.
Adapta la dificultad sobre la marcha, y entonces será fácil.
Olvídate de la meta lejana, pon la meta en cada instante que se adapta a ti, y entonces todo será fácil.
El modo conveniente de permanecer en lo fácil es adaptar todo a uno mismo.
Cuando algo se vuelve difícil es que me he salido de lo conveniente.
Ha llegado el momento de ir mucho más allá…
¡¡¡ATENCION!!!
Cuando salta la alarma y siente alguna tensión interna en el cuerpo es síntoma de que estamos haciendo algo inconveniente. O sea difícil.
Por tanto, podemos afirmar que, la tensión no es algo indeseable. Para nada.
La tensión es el sensor de que algo estoy haciendo inconveniente, porque estoy haciendo algo con dificultad.
Pero no se debe confundir fácil con sencillo.
Saltar en paracaídas desde un avión, puede que sea sencillo, pero no fácil.
Quizá haya que empezar saltando desde alturas menos exigentes para nuestro sistema inconsciente de supervivencia.
Así que, cuando una cosa nos parezca fácil, pero aún así saltan las alarmas internas, es porque estamos confundiendo fácil con sencillo.
Las cosas no tienen porque ser sencillas, tienen que ser fáciles.
Lo fácil siempre es lo conveniente.
De hecho, lo alto se construye desde lo bajo.
Un viaje de mil kilómetros empieza bajo mis pies.
Con un solo paso.
Un solo pasito por vez y llegaré muy lejos.
Aunque mi compañero avance a saltos de canguro, allá él.
Mis pasitos son cortos, pero implacables.
Un viaje de mil kilómetros se hace paso a paso.Lo fácil es lo correcto.
Ahora que tiene esta inspiradora información de primera calidad, ya tiene el poder en sus manos. Entonces no haga como aquel que decía: Ya tengo el poder, pero ahora no me acuerdo para que lo quería…
Pues para que va a ser, el mayor de los esplendores es alegrarse con cada cosa fácil que encontremos para vivir en paz, armonía y relajación.
Después…yendo todavía más allá, la forma correcta de seguir avanzando hacia la “vida fácil”, es incluso olvidarse de lo que es correcto o no.
Incluso hay que olvidarse de lo que es fácil y lo que no.
Hay que relajarse hasta ser como las flores que crecen sin preguntarse si es fácil o no crecer, como las mariposas que vuelan sin preguntarse si es fácil o no volar.
Siendo sencillamente natural.
Artículo Original de Félix Bargados
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