SABIDURÍA DEL KARATE-DO
Por: Félix Bargados
KAIZEN
PARA ENFOCARSE AL
ÉXITO
“Si no quiere lo que sabe,
aprenda lo que quiere”
Vivimos en
una sociedad tan enferma que a los que quieren aprender se les tacha de raros y
a los que saben de locos. Tal es así
que, querer aprender es escaso, no porque sea caro sino porque se ha de ganar.
Tan escaso
es el verdadero aprendizaje en artes marciales que hemos llegado al tiempo en
que podemos afirmar que es muy frecuente el indiferentismo. O sea, el que me da
lo mismo que lo mismo me da.
Quizá el “indiferentista”,
ni siquiera procura saber lo que le importa, ni lo que quiere; buscando así la
felicidad en lo que la sociedad actual propone...en las modas rotatorias.
Ante este
panorama que ya no debe sorprender a nadie por frecuente, los artistas
marciales y también los “artistas de la vida”, quizá deberíamos transformar
estos valores light, y procurar saber lo que queremos, y después, saber acerca
de lo que queremos. Ya sabe...”dime lo que quieres y te diré quién eres”,
y también “dime cuanto sabes acerca de
lo que quieres y te diré lo que vales en lo que quieres”. En definitiva, que únicamente lo importante para cada uno de nosotros, debería merecer
nuestra atención continua, puesto que la vida es corta y los conocimientos
sin límite; y a la postre, si sabemos sobre lo importante, lo que sabemos
superficialmente como una cultura general carecerá de relevancia.
Por todo
esto, “si no quiere lo que sabe, aprenda lo que quiere”. Y quizá lo que quiere lo aprenda aquí mismo,
aprendiendo a enfocarse.
Foco es algo hacia lo que toda la energía se
concentra.
Enfocarse es dirigir toda la energía hacia algo.
Lo contrario es dispersarse. Me refiero a derivar
la atención hacia novedades pasajeras o aficiones rotatorias, como puede ser
practicar hoy un arte marcial porque está de moda, al mes siguiente otra cosa
porque la hace mi amigo y al año siguiente cambiarlo por otra actividad porque
me motivó la última exhibición sobre el nuevo arte marcial “definitivo”.
Y ante este panorama parece propio añadir que, la
forma más elemental de humana estupidez es dispersarse y perder continuamente
el hilo de lo que queremos conseguir.
Dispersar así la energía desgasta y diluye la
eficacia de las habilidades a conseguir y de los resultados a obtener.
Al hilo de este tema me parece prudente resaltar
tres características del artista marcial que nunca consigue habilidades
enfocadas:
-DISPERSO. Sin planes. Actúa siempre
insatisfecho o con satisfacciones pasajeras, por modas light, hoy esto, mañana
lo otro. No sabe lo que quiere y siempre hay algo que le gusta más que lo
anterior.
- POSTERGADOR. Primero hace lo que le
divierte y después, o nunca, lo que debe. Hace lo que le gusta en el momento en
vez de hacer lo que debe para conseguir lo que quiere.
- REACTIVO. Hace las cosas que se le
presentan en vez de las que quiere. Si la actividad que estaba realizando se le
hace muy cuesta arriba porque no le queda a mano o porque las circunstancias
lo dificultan, cambia su actividad por
la que encuentra más a mano.
Bien planteado lo anterior, llega el momento de
decir que, es necesario ejercer el control de la propia vida para enfocarse
hacia lo que se desea, con éxito. Para así forjar victorias personales y ganar
la batalla interna, trazando metas que permitan hacer realidad el sueño de uno
mismo.
Que sepamos, porque lo hemos visto y aprendido de
las personas que han conseguido aprender algo que merezca la pena, tres pasos
controlan el camino hacia el éxito personal:
- ENFOCAR. Es ver la cumbre que
queremos escalar. Saber lo que queremos. Dirigir la atención hacia lo que
queremos y no olvidarlo nunca. O sea, empezar con la finalidad en la mente.
- PRIORIZAR. Es ver el primer escalón
necesario para dar el primer paso hacia la cumbre. Hay que comenzar por el primer
escalón sin perder el tiempo en otras cosas que parecen más entretenidas.
- PROACTIVAR. Es actuar con la propia
responsabilidad. Si alguien ha quitado el primer escalón, en vez de culpar a
quien lo quitó, y tomarlo como pretexto para no subir, construyo uno nuevo.
Pero una cosa más.
Los últimos descubrimientos en inteligencia
emocional nos aconsejan sobre la ventaja del “paso de bebé”. Algo sobre lo que
la sabiduría popular china nos ha aconsejado hace varios siglos: que “un viaje de mil millas comienza
con un pequeño paso”.
Este secreto redescubierto por los japoneses, se
denomina KAIZEN. Y se trata de que una vez que sepa lo que quiere y sepa lo que
hacer primero, hay que dar un paso muy, pero que muy pequeño en esa dirección.
Tan pequeño como para no irritar la amígdala. Centro que activa el mecanismo de
lucha-huida, y que al final deriva en huida por no poder sostener la
responsabilidad de mantener pasos tan largos y dificultosos.
Esto se puede extrapolar a cualquier situación en
la vida.
Por ejemplo, cuando haya un problema a solventar,
comience con una finalidad en mente. Esta finalidad no es solucionar el
problema en si. La finalidad debe ser algo mayor. La finalidad nunca debe ser
REACCIONAR al problema y sólo pensar en solucionar el problema. La finalidad en
mente siempre debe ser construir algo bueno. Descubrir qué principio usar para
solventar tal problema. Un principio puede ser por ejemplo, la lealtad, la paciencia, la
fortaleza de ánimo. Después de identificar que principio defender, identificar
el pequeño paso en esa dirección. Un paso muy pequeño. Y por último dar el
primer paso.
Y es que, hemos de ser
conscientes de una vez por todas de que, el ser humano en solitario, no puede hacer grandes
cosas de una vez. El
ser humano sólo puede dar
pasos muy pequeños,
muy humildes,
pero pasos con gran amor.
Artículo Original de Félix Bargados
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