LAS NORMAS DEL JUEGO DEL
TUI-SHOU (6)
Texto: Félix Bargados
“Las normas para jugar en cualquier juego son:
conocer como y a donde llegar”
Empecemos primero por la última formalidad (donde llegar, el objetivo) lo que nos lleva a formular una interesante pregunta
¿que se busca con el trabajo del Tui-shou?
Cuestión que nos resulta muy fácil responder: aprender a “ARMONIZAR” ante los conflictos, con los demás y de paso con nosotros mismos.
De ahí de donde viene su enorme belleza y su tremendo poder para el cambio y el crecimiento personal, porque en realidad, no hay nada tan revelador como trabajar con otra persona para descubrir nuestras propias resistencias, y el límite concreto donde el pensamiento y el hacer entran en conflicto.
-Cariño, el día de los enamorados me llevas al cine?
-Claro, por supuesto ¿a cual quieres ir? que te acerco en un momento.
La segunda formalidad nos conduce a la “madre del cordero”
¿Cuales son las NORMAS del juego?
¡ATENCION!
La norma axial del juego es “tocar” el eje del otro, y no ser tocado en
el nuestro, en alternativas de llenado y vaciado del espacio y concluyendo en acciones de empuje, tracción o cualquier otra técnica mansa. Es decir, no agresiva. Pero esto no debe servir para subestimar el arte, porque, que la serpiente no tenga cuernos no significa que no sea peligrosa. Con esto quiero decir que estas acciones sutiles conducen, con el tiempo a un sistema tan agudo como eficaz, y de una sutileza tal que donde el que no realice correctamente el contra-balance energético, no se relaje o no sea sensitivo a la fuerza interna del otro, se encontrará con su “figura rota”, se encontrará desenraizado y saldrá despedido automáticamente del juego por una acción de “empuje” del compañero. El eje es la línea central que atraviesa el baricentro y que corresponde a la masa concentrad del todo el cuerpo. Si se trastoca el individuo será desestabilizado. La conducta en el juego es usar la no-resistencia, y esta, trata de enseñar a comenzar la acción con la fuerza del oponente y acabar con nuestra acción. Lo que dicho de otra manera es, transformar las intenciones del otro en algo positivo para nosotros. O sea que, antes de hacer (actuar), hay que no hacer (ceder). Porque sino puede ocurrir algo como el siguiente círculo vicioso:
- Oiga, oiga, ya está bien, de puñaladas, deje ya de apuñalar a ese señor.
- Pues que deje de llamarme asesino…
Sentado lo anterior, hemos de ser conscientes de que en este proceso y durante la práctica, se debe de tener en cuenta una de las falacias más comunes del entrenamiento, son los “falsos positivos”, que no son más que las soluciones exitosas porque se ha eludido el problema.
-Oye hijo ¿Cómo te fue en los exámenes?
-Mira mamá lo importante es la salud.
O en el mismo sentido y precisando el Tui-shou, las soluciones exitosas no lo son porque se haya resuelto el problema de “ataque “ adverso con éxito, en detrimento de cumplir los principios de no-resistencia. Esto nos lleva a concluir que así como los errores son siempre positivos porque nos ayudan a crecer, los “falsos positivos” son negativos porque nos impiden crecer.
Demos cuenta con todo que, no se deben violar los principios supremos de la no-resistencia, aunque ello suponga la dignidad del éxito en una victoria momentánea. Pero en las victorias no hay necesariamente dignidad.
Mas frecuentemente encontramos derrotas que tienen más dignidad que las victorias y victorias que son indignas.
Sin embargo, se puede cometer un error siendo fiel a los principios que perseguimos.
De hecho, los entornos innovadores y muy fértiles en “errores útiles” como el Tui-shou son interesantes para la evolución del ser humano. Cada fracaso enseña al hombre lo que necesita saber, y este si trata de evitar todos los errores, también dejará fuera la verdad.
De hecho, los entornos innovadores y muy fértiles en “errores útiles” como el Tui-shou son interesantes para la evolución del ser humano. Cada fracaso enseña al hombre lo que necesita saber, y este si trata de evitar todos los errores, también dejará fuera la verdad.
Artículo Original de Félix Bargados
Todos los derechos reservados.
CONTINUARA…